Trámites Gestiones

El momento más temido por todos. Cuando llega la carta con la notificación. Inspección de Hacienda. Se te queda una cara que para qué contar. Por mucho que lo tengas todo perfecto, ordenadito, controlado. Pero te voy a contar una historia. Real.

Eso una historia real. Que como no es una peli del cine no tiene final feliz, por ahora. Quizá es que falta todavía la segunda parte. Y te lo cuento porque todos los que lo hemos visto de cerca todavía no salimos de nuestro asombro.

Uno de los motivos más que frecuentes de recibir una inspección de Hacienda es solicitar la devolución del IVA en enero, en el cuarto trimestre. No sé si lo sabes, es el único momento del año en el que se puede solicitar.

Esto no es como la declaración de la Renta, que ya tiene sus riesgos esto de la devolución. Lo del IVA es más complicado. ¿Te creías que era poner la cruz en devolver, la cuenta del banco y sentarte a esperar el dinero? ¡Qué va!

Hacienda no suelta el dinero así como así. Si el importe es un poquito elevado, tampoco mucho, entonces tiene que creérselo, vamos que toca comprobar todo lo habido y por haber.

Hay algunos que tienen suerte y sin notificación ninguna reciben el ingreso. Pero normal no es. Si eres uno de estos ¡enhorabuena! Perteneces a ese pequeño grupo.

Bueno a lo que vamos que me enrollo. El caso es que Lucía (esto es lo único no real) un día recibió la temida notificación. Bueno pensó, lo tengo todo perfecto y bien declarado. Y entre tú y yo así es. ¡Ojalá todo el mundo hiciera lo mismo que ella! Todo colocadito, en sus carpetas, los trimestres declarados cuadrando al céntimo.

Manos a la obra. Le requerían que presentase los Libros de Facturas Recibidas junto a las facturas. De los ingresos no pedían nada. Ya era raro. Lucía tiene una empresa. Se dedica a las pequeñas reformas y reparaciones. Por si acaso no lo sabes, cuando inicias una actividad te das de alta en Hacienda con el modelo 036.

Así que todas las facturas eran de esa actividad. Materiales, profesionales contratados, etc.

Otro por si acaso. Las facturas de tus gastos tienen que tener ingresos. ¿Cómo? Si tienes un montón de facturas de gastos con su detalle perfecto pero no tienes apenas ingresos Hacienda no se va a creer que has gastado tanto para no cobrar ni un duro. ¿Dé que vives, se preguntaría? Pero no era el caso, tiene muchas facturas de ingresos.

Lucía llevó todo y siendo como es ella, todo organizado. Y pensó, bueno, no va a pasar nada, lo tengo todo.

Pero no. Al cabo del tiempo, largo, esto no es de un día para otro llegó la notificación. Fue a Hacienda a hablar con el inspector y no le tuvieron que dar una tila de milagro.

No admitieron ni un sólo gasto de su actividad. No me refiero a la gasolina que siempre es lo que causa más debate, ni a otros gastos similares. No admitieron ningún gasto de su actividad de reformas. Eso sí, todos los ingresos los dieron por buenos.

¿Esto qué significa? Que parece que es como si para prestar esos servicios de reformas resulta que Hacienda pensará que no hacía falta comprar ni un sólo material. ¿Cómo te quedas? Pues no sé tú pero aunque el bricolaje no es lo mío no entiendo como no hace falta comprar ni un martillo.

¿Quieres saber el final de esta película? Le piden pagar importes altísimos de IVA, con sanciones, recargos de demora, etc. Se ha convertido en una bola de nieve de tal tamaño que no sabe si tomar pastillas para la ansiedad, cerrar la empresa por insolvencia, o yo qué sé.

Esto se peleará. Ya os contaré como acaba. Habrá que presentar recursos y más historias. Pero de momento el sofocón no se lo quita nadie.

 

¿Qué te parece esto de que te quiten tus gastos propios de tu actividad?

Cuéntame, me encanta oírte, recibir tus comentarios.

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